Durante el Gobierno del Cambio se impulsó la modernización y expansión de la infraestructura energética a través de la inversión pública y financiada, para favorecer el incremento de la producción y de la capacidad instalada tanto de la industria petrolera como de la eléctrica, procurando que su operación se realizara en condiciones de mayor productividad y eficiencia. La inversión en el sector energético alcanzó los niveles más altos en su historia, contribuyendo así al desarrollo económico y a la ampliación de oportunidades para el país.